viernes, 20 de marzo de 2009

#08 :: 9 / Calveyra el poeta

Todo en Calveyra es infancia. Todo en él paisaje. Ambos abismados y lo mismo: origen del mundo, la presencia de la luz, suspendida para siempre sobre el antiguo litoral de las pequeñas flores y los grandes árboles, el río que el mismo Calveyra una vez abandonó, recuperado por la palabra extensa. Así, las historias del campo: tiempo errante de las tardes de verano, lluvia demorada, el lentísimo movimiento de la vida pueblerina derramada en la infancia del paisaje y en el paisaje de la infancia.

A un tero perdido

(a Juan José Saer)

Aquí no estás. En
este jardín de niños sensatos
ni tampoco en la página
que quedó sobre la mesa.

Soy el otro del casal perdido
y te llamo con palabras.
Me despertaste en un recodo de la noche
—¿querías decirme: “Entre Rios fue un lugar”?—
y corrí a la ventana para ver llegar la visita,
golpear las manos y ofrecerme el presente.

Deshoras contra el vidrio. Nadie.
Nada sino tu grito que se extravió de nuevo,
tu máscara
de viajero sin lugar en el mundo.

En mi pueblo algunos te acusaron
de hacer anochecer antes de hora
y otros de comediante trágico.
Dicen del búho envejecido
que busca el amparo de un jardín.

Durante años esperándote
¿has estado por llegar alguna vez?,
¿por qué no apareces, hermano?

El jardin, rectángulo plantado de abriles,
no queda lejos el río,
unas piedras atesoran la luz
que les abandona la tarde ya cansada,
la nochecita merodea encima de los plátanos
como un horizonte pronto a posarse,
tres sillas conversan en voz baja,
mi banco se apoya en la lluvia forastera.

Están cerrando, el momentito en que los grandes aromos del morir
se cargan de fruta.

Las horas más las horas esperándote
por verte llegar con tu catástrofe doméstica,
a que tus alas se yergan
con la pechera clara de ir a posarte
en un escándalo,
sobre la loma junto al nido de perdiz
donde te hallé en aquel anochecer, parado
—el horizonte quedaba detrás de aquellos árboles
y se lo podia tocar con la mano.

Anochece, cierran.
Años de tantas noches.

Ni tampoco en la página donde vanamente te he buscado.

Tu llamado irrumpió en mi sueño
como el grito de alguien
al que arrancan al tiempo sucesivo.

¿Por qué no vienes a aliviar tu vejez en un jardin?
¿ser los dos de unas tardes retiradas?

¿Ir ya por más oscuro que el jardin?

Levantarán las tres capas de silencio
y se verá el campo, el campo, el campo.


Juan José Calveyra (1929, Entre Ríos) es poeta, novelista y dramaturgo. Vive en París desde hace más de cuarenta años. En los '70 trabajó con el director de teatro Peter Brook. Entre otros textos, ha publicado La cama de Aurelia, El origen de la luz y Cartas para que la alegría.

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