viernes, 20 de marzo de 2009

#06 :: 6 / Sobre la Amazonia: una respuesta inteligente

Dueante un debate en una universidad estadounidense, le preguntaron al ex-gobernador del Distrito Federal y actual Ministro de Educación de Brasil, Cristovão Buarque, que pensaba sobre la internacionalización de la Amazonia. El joven estadounidense hizo su pregunta aclarando que esperaba una respuesta de un humanista y no de un brasileño.

Esta fue la respuesta de Cristóvão Buarque:

“Realmente, como brasileño sólo hablaría en contra de la internacionalización de la Amazonia. Por más que nuestros gobiernos no cuiden debidamente ese patrimonio, él es nuestro. Como humanista, sintiendo el riesgo de la degradación ambiental que sufre la Amazonia, puedo imaginar su internacionalización, como también de todo lo demás que es de suma importancia para la humanidad.
Si la Amazonia, desde una ética humanista, debe ser internacionalizada, internacionalicemos también las reservas de petróleo del mundo entero. El petróleo es tan importante para el bienestar de la humanidad como la Amazonia para nuestro futuro. A pesar de eso, los dueños de las reservas creen tener el derecho de aumentar o disminuir la extracción de petróleo y subir o no su precio.
De la misma forma, el capital financiero de los países ricos debería ser internacionalizado. Si la Amazonia es una reserva para todos los seres humanos, no se debería quemar solamente por la voluntad de un dueño o de un país. Quemar la Amazonia es tan grave como el desempleo provocado por las decisiones arbitrarias de los especuladores globales.
No podemos permitir que las reservas financieras sirvan para quemar países enteros en la voluptuosidad de la especulación.
También, antes que la Amazonia, me gustaría ver la internacionalización de los grandes museos del mundo. El Louvre no debe pertenecer sólo a Francia. Cada museo del mundo es el guardián de las piezas más bellas producidas por el genio humano. No se puede dejar que ese patrimonio cultural, como es el patrimonio natural amazónico, sea manipulado y destruido por el solo placer de un propietario o de un país: no hace mucho tiempo, un millonario japonés decidió enterrar junto con él un cuadro de un gran maestro. Ese cuadro tendría que haber sido internacionalizado.
Durante este encuentro, las Naciones Unidas están realizando el Foro del Milenio, pero algunos presidentes de países tuvieron dificultades para participar debido a situaciones desagradables surgidas en la frontera de los EE.UU. Por eso, creo que Nueva York, como sede de las Naciones Unidas, debe ser internacionalizada. Por lo menos, Manhattan debería pertenecer a toda la Humanidad. De la misma forma que París, Venecia, Roma, Londres, Río de Janeiro, Brasilia, Recife; cada ciudad, con su belleza específica, su parte de la historia del mundo, debería pertenecer al mundo entero. Si Estados Unidos quiere internacionalizar la Amazonia para no correr el riesgo de dejarla en manos de los brasileños, internacionalicemos también todos los arsenales nucleares de Estados Unidos. Basta pensar que ellos ya demostraron que son capaces de usar esas armas, provocando una destrucción miles de veces mayor que las lamentables quemas realizadas en los bosques de Brasil.
En sus discursos, los actuales candidatos a la presidencia de los Estados Unidos han defendido la idea de internacionalizar las reservas forestales del mundo a cambio de la deuda. Pues bien, comencemos usando esa deuda para garantizar que cada niño del Mundo tenga la posibilidad de comer y de ir a la escuela. Internacionalicemos a los niños tratándolos a todos ellos sin importar el país donde nacieron, como patrimonio que merece los cuidados del mundo entero. Mucho más de lo que se merece la Amazonia.
Cuando los dirigentes traten a los niños pobres del mundo como Patrimonio de la Humanidad, no permitirán que trabajen cuando deberían estudiar, ni que mueran cuando deberían vivir.
Como humanista, acepto defender la internacionalización del mundo, pero mientras el mundo me trate como brasileño, lucharé para que la amazonia sea solamente nuestra.”

Este artículo fue publicado en el New York Times, en el Washington Post y en algunos de los mayores diarios de Europa y Japón. En Brasil y en el resto de latinoamérica este artículo no fue publicado.

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