martes, 24 de marzo de 2009

viernes, 20 de marzo de 2009

#08 :: 9 / Calveyra el poeta

Todo en Calveyra es infancia. Todo en él paisaje. Ambos abismados y lo mismo: origen del mundo, la presencia de la luz, suspendida para siempre sobre el antiguo litoral de las pequeñas flores y los grandes árboles, el río que el mismo Calveyra una vez abandonó, recuperado por la palabra extensa. Así, las historias del campo: tiempo errante de las tardes de verano, lluvia demorada, el lentísimo movimiento de la vida pueblerina derramada en la infancia del paisaje y en el paisaje de la infancia.

A un tero perdido

(a Juan José Saer)

Aquí no estás. En
este jardín de niños sensatos
ni tampoco en la página
que quedó sobre la mesa.

Soy el otro del casal perdido
y te llamo con palabras.
Me despertaste en un recodo de la noche
—¿querías decirme: “Entre Rios fue un lugar”?—
y corrí a la ventana para ver llegar la visita,
golpear las manos y ofrecerme el presente.

Deshoras contra el vidrio. Nadie.
Nada sino tu grito que se extravió de nuevo,
tu máscara
de viajero sin lugar en el mundo.

En mi pueblo algunos te acusaron
de hacer anochecer antes de hora
y otros de comediante trágico.
Dicen del búho envejecido
que busca el amparo de un jardín.

Durante años esperándote
¿has estado por llegar alguna vez?,
¿por qué no apareces, hermano?

El jardin, rectángulo plantado de abriles,
no queda lejos el río,
unas piedras atesoran la luz
que les abandona la tarde ya cansada,
la nochecita merodea encima de los plátanos
como un horizonte pronto a posarse,
tres sillas conversan en voz baja,
mi banco se apoya en la lluvia forastera.

Están cerrando, el momentito en que los grandes aromos del morir
se cargan de fruta.

Las horas más las horas esperándote
por verte llegar con tu catástrofe doméstica,
a que tus alas se yergan
con la pechera clara de ir a posarte
en un escándalo,
sobre la loma junto al nido de perdiz
donde te hallé en aquel anochecer, parado
—el horizonte quedaba detrás de aquellos árboles
y se lo podia tocar con la mano.

Anochece, cierran.
Años de tantas noches.

Ni tampoco en la página donde vanamente te he buscado.

Tu llamado irrumpió en mi sueño
como el grito de alguien
al que arrancan al tiempo sucesivo.

¿Por qué no vienes a aliviar tu vejez en un jardin?
¿ser los dos de unas tardes retiradas?

¿Ir ya por más oscuro que el jardin?

Levantarán las tres capas de silencio
y se verá el campo, el campo, el campo.


Juan José Calveyra (1929, Entre Ríos) es poeta, novelista y dramaturgo. Vive en París desde hace más de cuarenta años. En los '70 trabajó con el director de teatro Peter Brook. Entre otros textos, ha publicado La cama de Aurelia, El origen de la luz y Cartas para que la alegría.

#08 :: 8 / Whisky, Romeo, Zulu


Estas palabras pertenecen a una carta escrita por Jean Renoir con motivo de la muerte de André Bazin, en marzo de 1971, en homenaje a uno de los grandes teóricos del cine moderno.
[1]
Elijo esta frase, no sólo porque WRZ como film tiene el privilegio de ayudarnos a recuperar el sentido de la realidad sino porque el autor, Enrique Piñeyro (piloto, actor, director, médico) es quien se pone frente a ella y nos muestra parte de los mecanismos de nuestro país. La película se estrenó bajo el marco del BACIFI en el 2004, y luego fue estrenada en los cines en Abril de 2005. Habla sobre la tragedia de LAPA, y es una metáfora perfecta para la sucesión de tragedias con las cuales nos acostumbramos a vivir día a día. WRZ es un alto hacia la reflexión, un testimonio donde las formas dejan entrever una suerte de documental ficcionado, donde se mezclan, se funden y se convierte en una pieza cuyo valor ético y testimonial es primordial.
[2] Para definir esta película, que merece ser vista y la cual causó en mí más preguntas que respuestas sobre la realidad en la que vivo, realidad por cierto dibujada por medios en la vorágine de la noticia fácil y el opinólogo de turno, prefiero dejarlos con Bazin y su modelo de cine que define la obra del argentino con mucha solidez (y digo del argentino porque no es fácil encontrar en el cine argentino alguien que dé cuenta la realidad de esta manera).
“El filme no es más que un entrelazado de relaciones, de alusiones, de correspondencias, un carrusel de temas en lo que la realidad y la idea moral se corresponden sin fallos de sentido ni de ritmo, de tonalidad o de melodía. Este entrelazado de relaciones es lo que permite una expansión del marco de realidad hasta el punto de crear una dialéctica entre las cosas concretas y las abstractas, entre unos objetos y unos seres del mundo real que son observados en toda su complejidad y una serie de elementos que acaben constituyéndose en signos y artificios que envuelven lo veraz”.[3]

[1] André Bazin, Jean Renoir. Períodos, Films y Documentos. Madrid: Artiach Editorial, 1973.
[2]
Gustavo Noriega. “Héroe Accidental”, en El Amante Cine, N†155. Buenos Aires, abril 2005.
[3]
André Bazin, Op. Cit.

Jimena Passadore

#08 :: 7 / El creador del punk-jazz

Habría sido por ésta época (1976) cuando le dijo a Zawinul que era el mejor bajista del mundo y Zawinul lo mando a la mierda ... hasta que escucho su música. Según palabras textuales del viejo: "... la historia de Weather Report comenzaba a escribirse."

Conceptualmente su estilo aportó al bajo eléctrico funciones que hasta el momento eran exclusivas de otros instrumentos, su manera particular de tocar, su sonido y su concepción musical son todavía hoy una referencia vigente, a pesar de casi 20 años de ausencia.
Cuando lo escuché por primera vez en el '77 pensé: éste tipo está loco!! y fué como un diagnóstico premonitorio, ya por el año 1986 no podía conseguir trabajo por su conducta maníaco-depresiva, (otro que no se banco la genialidad... y con una pequeña ayudita de las drogas...).
También fué por ésta época pero de 1987, que contrariamente a un final de star setentista por sobredosis, Jaco Pastorius murió en manos de un patovica, quien estaba muy lejos de saber que tenía enfrente a un personaje fundamental del pensamiento musical moderno.
Lo podés escuchar en los discos de Weather Reaport del '76 al '82, en Hejira y Shadows and Lights de Joni Mitchell, entre otros, y en sus discos solista.

Frank Karamella

Más

http://www.jacop.net/
http://www.jacopastorius.com/

#08 :: 6 / Resonancia

Resonancia: no hay sabiduría sin ella. La resonancia es un fenómeno natural; es la sombra de significado proyectada por el hecho. Y no puede florecer sino en tiempos de reflexión. Donde el tiempo ha sido transformado en una mercancía, convertido aun en una mera cosa medible, se pierde la posibilidad de que cualquier fragmento de información pueda desplegar su significado potencial. Estamos destroyendo ese tiempo profundo. Quizá no deliberadamente, pero sí sin darnos cuenta. Donde impera el impulso electrónico y donde la psique está condicionada a trabajar con datos, resulta imposible la vivencia del tiempo profundo. Sin este tiempo, no hay resonancia; sin ella, no existe sabiduría. Los únicos oasis que quedan son las iglesias (para el caso de los que aún son croyentes) y las consultas de los terapentas. Aquí, a cambio de una tariLa elevada, el diente busca a tientas un sentido que le dé coherencia y significado en una sesión de cincuenta minutos. El terapeuta escucha no tanto para explicar cuanto para, sencillamente, estimular la resonancia. Ésta permite que se produzcan largas pausas y silencios, una destacada subversión de las expectativas sociales, pues sólo donde el silencio es posible puede tener lugar el compromiso vertical.
Aun existe otro santuario. No se trata de un lugar físico—una iglesia o una consulta—, sino de un logar metafísico. Lo profundo sobrevive condensado y arropado en las auténticas obras de arte. En todo aquello que pueda proporcionarnos una auténtica experiencia estética. Pues esta experiencia es vertical; se alimenta del tiempo profundo y, en cierto sentido, nos garantiza ese tiempo. Inmersos en una representación de ballet, situados frente a un cuadro, aniquilamos el plano horizontal. Sin embargo es a costa de cierto esfuerzo. Cuanto más vivamos de acuerdo con la disposición lateral y horizontal, mayor el impacto requerido y más desorientador el efecto consiguiente. Puede surgir un desgraciado círculo vicioso, pues cuanto más difícil sea el trabajo menos inclinados estaromos a hacerlo pero, paradójicamente, cuanto más difícil sea el trabajo más necesitamos hacerlo. No deben amilanarnos ni las perspectivas de cansancio ni un marchito sentido del deber. Y lo que es verdadero para el arte lo es también para la lectura auténtica. Y este tipo de lectura es difícil. Al parecer, cada vez son menos las personas que disponen del tiempo o del deseo para llevarla a cabo. A no ser que hayamos practicado, no lograremos entrar en un mundo alternativo con tan sólo abrir las tapas del libro. No nos veremos arrebatados tan rápidamente como ocurriría en la pantalla grande con las emociones de la película. Sin embargo, si leemos con perseverancia, pondremos a nuestra disposición otra existencia de la manera más sencilla. Sostendremos en nuestras manos una manera de luchar contra la corriente de los tiempos. Podemos resistir la tendencia a hojear, y a sumergirnos en la obra. Podemos restaurar, aunque sólo sea momentáneamente, la premisa en trance de desaparición de la coherencia. La belleza del compromiso vertical consiste en que no tiene por qué argumentar a su favor. Resulta autosuficiente, plena en sí misma.

De Elegía a Gutenberg, por Sven Birkerts. Madrid: Alianza editorial, 1999

#08 :: 5 / Michel Serres. Definiciones

Sutileza / Cuando un valiente nadador cruza un río ancho o un estrecho azotado por el viento, el itinerario de su viaje se divide en tres partes. Durante todo el tiempo que no pierde de vista la orilla de partida o descubre la de llegada, sigue habitando en su morada de origen o en la meta de sus deseos; en otras palabras, francés aquí o japonés alla. Ahora bien, en la mitad de su recorrido llega un momento, decisivo y patético, en el que a igual distancia de ambas orillas, al cruzar, durante un tiempo más o menos largo, una gran franja neutra o blanca, ya no pertenece ni a una ni a otra, y quizá puede llegar a ser de una y de otra a la vez. Inquieto, suspendido, como en equilibrio en su movimiento, reconoce un espacio inexplorado, ausente de todos los mapas y que no describió atlas ni viajero alguno.

Hamaca / Al hamacarnos, pasamos de la bajada a la subida o de enfrentarnos con la hierba rala a hacerlo con la vista del firmamento, de delante a atrás, o del Oeste al Este. Variamos, es cierto, y volamos hasta el vértigo. Sin embargo, como la máquina sencilla nos devuelve, en sentido inverso, a la posición que acabamos de abandonar, representa también una balanza o balance, estable por su variación, es decir, dentro del cambio, la justicia.
Quien lucha no puede crear, repite una conducta arcaica que hunde sus raíces en los comportamientos salvajes o animales. Y como recomienza indefinidamente el remedo de estos comportamientos multimilenarios, ni innova ni encuentra. ¿Has oído decir que algún animal haya inventado algo? Producido por la lucha por la vida, se limita a luchar por la vida.

Tejido / Inmoviles o efímeras, las protuberancias o los resquebrajamientos sobre el mármol, o las ondulaciones en el agua no se comportan ni en el espacio ni en el tiempo como los pliegues de un tejido drapeado que flota, pero que permanece temporalmente erguido. Como si, dura y suave, resistente y blanda, la carne dudase entre fluido y sólido, los estudiosos de los seres vivos utilizan inteligentemente la palabra: tejido.

Forma / Al hacer un balance, ¿qué es un pliegue? Un germen de forma. Pero, ¿qué es un germen sino un conjunto de pliegues? El pliegue es el elemento de la forma, el átomo de la forma, si, su clinamen. Pero, ¿qué es una forma? Respuesta: algo liso con pliegues. ¿Y cómo describir lo liso?

#08 :: 4 / Tiempo y forma

Con este tema central, en el mes de septiembre tuvo lugar el V Congreso Internacional de la Sociedad de Estudios Morfológicos de La Argentina (SEMA) en la Universidad del Noreste (Resistencia, Chaco). Fueron aceptadas más de 70 disertaciones de autores argentinos y extranjeros. La Cátedra presentó un panel con trabajos de alumnos y una ponencia, parte de cuyo texto reproducimos:

Desde el punto de vista fenomenológico, el concepto de tiempo elude todo intento de darle una explicación plenamente racional. Desde los albores de la vida humana, estableciendo menos distinciones que la nuestra entre materia y acto psíquico, el hombre primitivo ha vivido en un torrente de experiencia interior y exterior que cambiaba sin cesar, tanto cuantitativa como cualitativamente. No es por ello extraño que, en muchas culturas, se considerase al tiempo como una deidad en sí misma o como la manifestación de una divinidad suprema. Esta concepción del tiempo ha acompañado, a través de diferentes expresiones, la historia humana, adoptando modalidades ya no necesariamente religiosas hasta convertirse —sólo muy tardíamente en la cultura y a través de la ciencia occidental moderna— en un aspecto fundamental del encuadre matemático que utilizamos con plena conciencia para describir los hechos físicos.


El trabajo aborda la compleja relación entre el problema del tiempo y las formas de su representación —tanto visible como terminológica— e intenta establecer varios aproximaciones a la misma a través de los conceptos de Instante, Mito, Necesidad, Período, Línea, Ciclo y No-tiempo.