jueves, 19 de marzo de 2009

#05 :: 7 / Decir visual / Jorge Mele

La complejidad de los intercambios simbolicos específicos de la metrópolis contemporanea -entendida ésta como categoría epistemológica desplegada por los discursos que trazan las topologías de su experiencia- necesariamente demandan saberes orientados al desciframiento de los lenguajes sobre los que se sustentan los discursos que hacen inteligibles la urdimbre laberíntica de signos con la que se presenta en el momento de su habitación.
En efecto, el acto del habitar en este contexto, supone operaciones críticas, interpretativas y propositivas, imposibles de realizarse sin la posesión de una gramática que nos permita interrogarnos sobre los sentidos más profundos de la existencia. ¿Es posible esto?

En el inefable mundo de la sociedad espectacular, Debord G. y antes Marx C., habían identificado los procesos de cosificación, fetichización, consumo, moda, como los lenguajes antagónicos de los procesos de genuina concreción de las invenciones humanas en vías de su autorrealización material, tanto como espiritual.
Estas condensaciones de sentido, que no son otra cosa que el producto de simulacros y ritualizaciones vacuas de lo efimero, son las que han producido el efecto de delicuescencia de valores con el consecuente descrédito del papel de la palabra y el frecuentamiento de la falsedad. Así, la manipulación de los discursos, la formación de opiniones y la construcción de imaginarios, son los territorios donde la soberanía de la posesión de un lenguaje propio se hace imprecindible, no sólo para el decir, sino para el existir.
Estoy sugiriendo hacernos cargo de la capacidad del pensamiento crítico de interrogar y cuestionar las estáticas formaciones culturales que impiden el placer del descubrimiento, la revelación del trayecto conscientemente realizado y el logro de una producción socialmente viable para la conjunción del "nosotros".
En esta dirección, el decir visualmente implica un enriquecimiento de la experiencia que nos sustraería de la indiferenciación o la homogeneidad encubierta del pluralismo y su retórica, donde el mundo de objetos, sujetos y procesos, deriva sin proyecto por una fantasmática Babel de la mercancía.

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